Ir al contenido principal

Cómo trabajamos estos procesos en el aula

Prácticamente desde que el/la niñ@ entra en el centro educativo y hasta que sale por las puertas, su cerebro está trabajando de manera continua y natural. Ahora bien, a veces, el profesorado detecta o quiere enseñar o estimular de manera específica algún objetivo concreto que va a resultar útil para el aprendizaje del alumnado. Es por ello que planificamos actividades puntuales que nos ayuden a conseguir aquello que queremos que aflore en nuestros chicos y chicas. 
Normalmente, aunque los objetivos iniciales son unos, todas las tareas que se realizan en clase suelen trabajar de manera simultánea los procesos cognitivos que hemos estado viendo  a lo largo del curso que estamos realizando.

Un ejemplo de ello lo tenemos en el siguiente ejercicio:




Nombre de la actividad:
Dibujando al dictado
Dirigida a: 
Alumnado desde E.I. hasta la Educación postobligatoria, modificando los dibujos y adaptándolos a cada nivel de edad.
Descripción de la actividad: 
Un alumno/a (o, en su caso el docente, si los niñ@s son muy pequeñ@s) tiene que inventar un dibujo abstracto que luego dictará a la clase para que todos y cada uno lo plasmen en un papel. La clase no puede hacer preguntas mientras él/ella dicta, de tal forma que debe ser muy riguros@ y precis@ en el lenguaje para que los compañer@s puedan reproducir el dibujo lo más exactamente posible cada uno en su papel. Al final del dictado, todo el alumnado levanta su dibujo para que la persona que ha dictado pueda ver el resultado de las imágenes creadas según les ha dicho.
Al levantar los dibujos, el docente debe ayudarle a analizar su descripción, viendo los tamaños, las formas, la ubicación de las figuras, los colores, las distancias que separan a las figuras y todo aquello que resulte destacable analizar para ayudar al alumno/a a autocorregirse y mejorar para que la próxima vez los dibujos se parezcan más al suyo. Esta última parte debe hacerse en voz alta para que el resto de la clase aprenda y los siguientes alumnos/as que realicen el ejercicio serán cada vez más exactos en el discurso y afinarán más en el lenguaje para obtener como resultado unas buenas reproducciones por parte de sus compañeros/as.
Objetivos de la actividad:
El principal objetivo de esta actividad es que el alumnado aprenda a utilizar el lenguaje de manera precisa y correcta.
Inicialmente surgió como parte de un programa de técnicas de estudio, para ayudar al alumnado a darse cuenta de que si en un examen no describen con exactitud aquello que quieren decir, el resultado no va a ser el que pretenden, sino otro diferente.
Posteriormente también se ha empleado, junto con otro tipo de habilidades de tipo gestual o lenguaje corporal y con un análisis de contexto, para la resolución de conflictos interpersonales.
Procesos cognitivos que se trabajan con esta actividad:
Atención:
El alumno/a que dicta debe concentrarse bien y prestar atención a sus palabras, ya que cualquier desviación de las mismas puede hacer que el dibujo de sus compañer@s no refleje lo que él quiere describir.
El alumnado receptor debe escuchar atentamente lo que dice su compañer@ para reflejar sus palabras.
Procesamiento de la información visual:
Tanto el/la alum@ que dicta como los/las que dibujan tienen que trabajar los tres tipos de habilidades utilizadas en el procesamiento de la información visual, es decir, las habilidades visoespaciales (en tanto en cuando necesitan hacer un correcto análisis y uso del espacio), las habilidades visoperceptivas (fundamentalmente la percepción de la forma) y las habilidades visomotoras (la coordinación óculo-manual es imprescindible para realizar un buen modelo). El primero lo ha hecho antes, mientras inventaba su dibujo;  y los demás lo hacen después, cuando se les está dictando.
Funciones ejecutivas:
Sobre todo el/la alumn@ que dicta pone en marcha todas y cada una de las funciones ejecutivas para procurar hacer un buen trabajo. Así, debe pensar muy bien lo que va a decir antes de exponer, puesto que nadie le puede hacer preguntas (Inhibición de respuestas); debe tener flexibilidad cognitiva para corregir los posibles errores que cometa; debe tener buena memoria operativa, sobre todo para el uso del lenguaje; y sobre todo debe ser capaz de planificar y priorizar la información que da para hacer una buena descripción. Finalmente, una vez que ha visto los dibujos de sus compañer@s, el docente le guiará en su proceso de reflexión y supervisión del trabajo realizado, ayudándole en voz alta a plantearse una buena autoevaluación.
El resto de compañer@s realizará esta misma tarea cuando le toque dictar. No obstante, todos y cada uno de ellos serán testigos del proceso de autoevaluación del alumno/a que les ha dictado, aprendiendo con él a utilizar sus propias habilidades metacognitivas que pondrán en marcha en cuanto les toque dictar al resto.

Comentarios